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Cincuenta niños que ya nunca olvidarán la alternativa de su torero

Coreaban su nombre con un entusiasmo maravilloso. Entregados, emocionados, felices. Eran las voces de cincuenta niños de Escacena del Campo que renovaron el domingo su admiración por su torero con la Maestranza por testigo. Aguantaron estoicos el sol dándoles de frente y el intenso calor, pero nunca decayeron en su ánimo y en su entrega al hombre que quiso tenerles cerca el día más importante de su vida. Y ellos se hicieron notar con un color y una alegría que le pusieron a la tarde del 4 de mayo notas muy especiales.

 

Eran los cincuenta niños a quienes Andrés Romero invitó a su alternativa en un guiño y en una forma de dar las gracias a su pueblo por todo el apoyo brindado, no sólo desde que se supo que la alternativa sería verdad, sino desde el primer día que dijo que quería ser rejoneador. Andrés se ha convertido estos años en la bandera de su pueblo y él no duda en colgarse al cuello la bandera de su pueblo cuando de un triunfo grande se trata. Estos niños ya podrá presumir siempre de haber sido testigos directos de un acontecimiento hermoso e histórico. Lo gozaron en plenitud, la misma que llevaban prendida en sus sonrisas a la salida de la plaza. Ya nadie podrá robarles del corazón todo lo vivido. Porque desde el domingo tienen a la Tauromaquia un poco más prendida del alma como Romero en la suya lo que le cantaba ese coro tan especial: "¡Andrés, Andrés...!"

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