Y completó Andrés Romero este intenso fin de semana de septiembre cumpliendo el pleno de puertas grandes. Tres orejas y un rabo hoy en La Carrasca ante un lote de toros buenos en distinta medida. Aunque mansito y quedándose corto, se dejó el primero, que paró con Golondrina. Se gustó especialmente el onubense con Bucéfalo en cuatro banderillas de poder a poder que conectaron mucho con el tendido, convertidos toda la tarde en una bonita fiesta. Puso cortas y una rosa con Horus antes de dos pinchazos, que, al final, redujeron su premio, que mereció ser mayor.
Abrió la lidia del segundo de su lote con Obelisco, que se dobló con clase y muy despacio para fijar y encelar la embestida del astado, con el hierro de Enrique Ponce. Cimentó el tercio de banderillas con Kabul, con el que clavó cuatro banderillas que tuvieron el mérito de ser muy arriba, muy en la cara para provocar la arrancada del burel. Especialmente vibrante fue la última de ellas, con Andrés dejándose venir a su oponente, perdiéndole pasos de cara a las tablas para volverse en el último instante y clavar. De nuevo las cortas con Horus y, esta vez, el rejón de muerte con Chamán, entero y de efecto inmediato, lo que desató la petición y concesión de los máximos trofeos.