Aunque hace ya algunas semanas que regresó, Andrés Romero no se olvida de México. Han sido más cuatro meses muy intensos allí en lo profesional y en lo personal, la primera vez que pisaba aquel país y que trataba a su gente "y eso deja huella", afirma el rejoneador de Huelva. Centrado ya en la nueva temporada en España, Romero echa la mirada atrás para desplegar "todo el agradecimiento que guardo para tanta gente que me ha ayudado en una experiencia que no ha sido fácil", señala.
Entre ellos, Romero se acuerda en un lugar prioritario de la empresa de apoderamientos Casa Toreros, la culpable de su primera experiencia americana. "Estuvieron varios meses tratando de convencerme para que probara y, la verdad, es que me alegro mucho de haberles atendido. No me canso de decir cuánto me ha hecho crecer México como torero y como persona y es algo que debo, por ejemplo, a gente como Pablo Moreno, que ha sido mi primer valedor allí, y a Juan Pablo Corona. Ellos son la cabeza, el corazón y el alma de Casa Toreros. Por supuesto, también José María Almodóvar, que fue quien me abrió las puertas de la empresa", recuerda el torero de Escacena del Campo.
El capítulo de agradecimientos es extenso, lo que es la mejor muestra de cómo se ha sentido Andrés Romero de acogido en tierras aztecas. En él cabe también en un lugar prominente la empresa Toros Yucatán, que confió en el onubense para muchos de sus carteles, y, especialmente, se acuerda Romero de Tito Basulto y de Beto Hagar, empresarios de Mérida, "una de las plazas importantes de México y donde he tenido la dicha de torear hasta en dos ocasiones. Una de ellas, la tarde de mi debut con los tendidos completamente llenos. Y la otra, sin duda, mi tarde más redonda y completa allí". Como también se acuerda de Ernesto Rodríguez, empresario de la Plaza de Toros de Peto, donde el jinete firmó una de sus mejores actuaciones de la campaña mexicana y que, junto a su familia, le brindó a Andrés su casa y todas sus instalaciones para estar y para entrenar "como si fuera uno más de ellos". Otro apoyo decidido que ha encontrado Andrés allí es el del Centro de Rejoneo Mexicano, "que se han portado fenomenal", apunta.
Pero cuando uno se va tan lejos de casa para encarar una apuesta tan alta como era ésta, se acuerda luego de quienes han sido sus anfitriones. En este sentido, Romero dedica un agradecimiento especial para Antonino López y, por supuesto, para el rejoneador Horacio Casas, "que ha sido mi amigo antes que cualquier otra cosa. Su casa ha sido mi casa. Me lo ha ofrecido todo e ir a México esta primera vez ha sido posible gracias a que he podido torear con sus caballos. Todo han sido facilidades por su parte. Ya le he emplazado para que ahora sea él quien venga a España y yo, quien le acoja", adelante Andrés.
Aunque si un escudero ha tenido el torero de Huelva en tierras mexicanas, ése es Manolo Bolero, su mozo de espadas mientras estuvo allí. "Hay que ser muy valiente y muy generoso para hacer lo que ha hecho él conmigo. Ha estado a mi lado todas las horas de cada día. Es quien me ha impulsado cuando el ánimo flaqueaba y quien primero se alegraba cuando el viento se nos ponía a favor. Es muy importante para un torero tener en su equipo alguien como él", sentencia Andrés Romero, quien, por último, hace extensiva su gratitud "a los medios mexicanos que se volcaron conmigo y, sobre todo, a la afición de México. Es mucho más pasional y más cálida de lo que me dijeron. A todos, les mando un abrazo fuerte", termina el rejoneador escacenero.
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