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Andrés Romero: objetivo, disfrutar de la nueva temporada

Andrés Romero ya cabalga a pleno rendimiento. Atrás quedan casi cuatro meses con un poco de todo: convalencencia, lenta recuperación, trabajo físico, fortalecimiento, no poco dolor y, por fin, la libertad de sentirse en plenitud para volver a lo que es: torero. El onubense no para de robarle horas a cada día en busca de más y más, de toda la preparación, el entrenamiento, la doma, la complicidad y la mentalización que requiere la élite. Porque el objetivo este año está claro: competir y ganar. Pero, sobre todo, disfrutar.

 

Y disfrutar, ya disfruta Andrés. No ha sido fácil estar tanto tiempo parado, viendo cómo es su gente la que tiene que montar los caballos porque él casi no podía ni andar. No es sencillo sólo esperar para quien tiene tantas cosas a por las que ir. Pero en ello está de nuevo Romero, sabiendo a Sevilla al fondo, sintiendo que la nueva temporada está ya aquí, comprobando que Guajiro es de nuevo Guajiro, que Kabul se está haciendo cada vez más torero, que Odiel viene pidiendo ser el jefe de la cuadra. Anda ilusionado el torero. No lo oculta ni tiene por qué: "Montar a caballo es mi vida. Torear es lo que quiero. Ganarme cada minuto lo que quiero, defendiendo lo que tengo y procurando más. Cada día pregunto a los apoderados cuándo empezamos porque el tiempo me quema ya por dentro..."

 

Mientras los primeros carteles comienzan a confirmarse, Andrés Romero intensifica el trabajo que, cada vez más, va trasladando a la plaza de su finca y ante las becerras. Varias ha toreado en los últimos días. Las necesita él y las necesitan los caballos. "Por más horas que pases montando en la pista, mejorando la doma, los caballos también necesitan como yo ponerse delante, recuperar las sensaciones que sólo te da la plaza, ir cogiendo el punto exacto de precisión, rompiendo ese hielo que, quieras o no, el invierno te mete por dentro". La Corchuela, su casa, es más que nunca su bunker, su oásis, su rincón. Desde La Corchuela se puede ver el mundo entero, aunque nada aparece nada más bonito que ella. Eso de vivir en pleno corazón de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche... Es irremediable que un lugar así te cargue las pilas. Andrés lo sabe bien: "En invierno le da uno muchas vueltas a la cabeza. Más, cuando estás abriendo una etapa nueva en la que otra vez te lo tienes que ganar todo. Es verdad que nunca dejó de ser así, pero el hecho, por ejemplo, de estar en Sevilla en la corrida de seis y no en la de tres como merecía por mis antecedentes te pone ante lo que este mundo es. Aquí nadie regala nada y todo lo que seas será todo lo que seas capaz de conseguir... y más. Pero así lo he elegido y todo ahora es un reto para mí. Hasta la presión lo es. Es duro, pero también bonito..."

 

 

 

Palabra de torero puesto ahora al fuego lento de la espera. Desde La Corchuela, desde donde se puede ver el mundo entero, se ve venir ya la temporada. La de la ilusión, la de llegar para quedarse, la más importante porque siempre lo es aquella en la que se está, el terreno de juego donde todo está por jugar. Empieza lo bueno y Andrés Romero lo sabe...

 

Fotos: GILBERTO HERNÁNDEZ

 

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