Suele ser habitual que cada mes de agosto, cuando la temporada taurina entra en su núcleo, en la fase de festejos más continuados, Andrés Romero active su particular velocidad de crucero y haga de cada tarde, sea cual sea la plaza donde se desarrolle, una demostración de su oficio que va a más y de su ambición por triunfar y triunfar como la mejor manera de reivindicarse. Hoy lo ha vuelto a hacer en el mano a mano que ha librado en El Castillo de las Guardas con Ginés Cartagena, un pulso del que ha resultado claro vencedor.

Lo mejor de la actuación del onubense llegó en el tercero de la corrida, segundo de su lote, ante el que desarrolló una labor sólida y muy capaz con Kabul y Flamenco, dos de las felices novedades de su cuadra, como grandes protagonistas de la faena. Kabul ya manda, ya tiene peso en el presente de las huestes romeristas. Le transmite mucha seguridad al torero y eso se nota, lo transmiten en la plaza. Kabul tiene una prestancia especial, le imprime sello a lo que hace y Andrés Romero disfruta mucho con él en el ruedo. Algo distinto tiene también Flamenco, muy nuevo aún, es verdad -el de hoy ha sido apenas su tercer concurso en la campaña del jinete de Escacena-, pero tiene empaque también y hace las cosas con pureza y sintiéndolas. Con ambos, alcanzó Romero pasajes de mucha belleza y torería que llegaron mucho al tendido. Andrés paró a este toro de Peralta con Bavieca y coroló su actuación con los clásicos Bambú y Chamán, con el que dejó un rejonazo en todo lo alto que le puso en las manos los máximos trofeos.

Ante el primero, el rejoneador de Huelva tuvo que bregar con la frialdad del público aún en ese primer capítulo de la tarde y ante la sosería del toro de Peralta, que obligó al torero a volcarlo todo de su parte para imponerse. Paró al astado con Carbón y dejó un solo rejón para luego realizar con Cheke y Odiel en banderillas lo mejor de esta primera faena. Cheke fue ese que quiebra con verdad y electricidad en la cara de los toros y Odiel, el caballo al que gusta llegar muy cerca de los pitones y batir justo en el embroque para clavar con ajuste. Andrés Romero clavó cortas con Bambú y certificó su actuación con Chamán, lo que le valió para hacerse con su primera oreja de la tarde.