Fue una noche alterada a última hora en su desarrollo normal. El toro que correspondía en último lugar a Miguel Moura se lesionó en los corrales, por tanto, debía medirse al único sobrero existente. Pero ocurrió entonces que el palco decidió la devolución del de Andrés Romero. Que él lidiara ese único sobrero dejaba a su compañero sin opción de torear, con la lógica confusión que eso generó, no solo en el tendido, sino, sobre todo, entre los propios profesionales. En un gesto de generosidad que le honra, el rejoneador onubense decidió entonces renunciar a su lidia en solitario y compartir la del sobrero con Moura. Fue la solución en medio de la situación generada.
Así las cosas, compusieron ambos una faena que pronto caló mucho con el tendido. Una faena perfectamente organizada en sus tiempos y que Romero inició de salida con Copito, con el que clavó una farpa. Apostó fuerte en banderillas y puso en liza a dos de sus estrellas de esta temporada 2022. De un lado, Fuente Rey, que puso la clase en cada encuentro con el burel de Charrúa. De otro, Farrugia, que aportó su innato sentido del espectáculo y su valor para clavar al quiebro a caballo parado, haciendo del cite una espera expectante que prepara la explosión que es luego el embroque, tan preciso y emocionante. Vibró el público con ambos paliando así el intenso frío de la noche. Una noche de generosidad y de compromiso por parte de Andrés Romero.