Nueva tarde de triunfo de Andrés Romero en este intenso fin de semana en plazas extremeñas y segunda puerta grande consecutiva. Hoy, en Oliva de la Frontera, donde ha cortado cuatro orejas a su lote de toros de Carriquiri. Un balance pletórico que pudo ser aún mayor de haberle concedido el palco el rabo que con tanta fuerza le pidió la gente en el quinto.
Fue el primero un toro que se movió mucho, por eso fue clave el recibo tan firme con Copito. Tuvo mucha emoción la primera parte del tercio de banderillas con Bucéfalo como protagonista. La última adquisición del onubense tiene cosas especiales. Es su físico, pero, sobre todo, es su corazón para llegarle tanto a los toros, asomarse al precipicio de los pitones y hacer la suerte con una pureza admirable. Así clavó dos banderillas al quiebro, muy de frente y muy de verdad. Siguió Andrés con Kabul para construir una lidia impecable y clavar tres banderillas soberbias. Sobre todo, la última de ellas puso al público en pie. Tras las cortas con Chamán, pinchó en un primer intento antes del rejón final, quizá, lo que le privó de cortar el rabo.
Muy cerca estuvo de ello en el segundo, la gente lo pidió, pero el palco no atendió esa petición. Se dejó llegar mucho al toro con Golondrina y lo paró en corto para dejar después dos excelentes rejones de castigo. Una vez más, Fuente Rey y Farrugia fueron los artífices de un gran tercio de banderillas que el público disfrutó mucho. Con el primero, ejecutó quiebros de mucha transmisión: esperando al toro, yendo al paso hacia él, luciendo la suerte para, después, dar los últimos trancos al galope y quebrar en la misma cara. Sacó entonces a Farrugia para poner dos palos increíbles, a toro parado, lidiando con mucho poder. Tras una gran pega de los forcados de Redondo fue el turno del remate con Chamán. Otra vez pinchó antes de un excelente rejón y otra vez pidió la gente para Romero los máximos trofeos, que, al final, se quedaron en dos orejas.