El comportamiento desclasado y ciertamente complicado de su lote de toros de Cunhal Patricio echó por tierra el empeño de Andrés Romero de culminar con otro triunfo redondo su gira de los últimos cuatro días en los que ha encarado cinco compromisos distintos en plazas de España y Portugal. Tuvo que porfiar de lo lindo con el primero de sus oponentes, al que le ganó la partida, sobre todo, con Kabul, otra vez fundamental por su capacidad lidiadora ante toros tan inciertos como éste.
El que hizo quinto se paró y rehuyó continuamente la pelea a la que le provocaba el rejoneador onubense, que no se excusó nunca en la condición del toro para desistir en el intento. Pero fue realmente complejo extraer algo de agua de pozo tan seco.