Mañana de solidaridad y buen toreo en Paterna del Campo. Mano tendida una vez más de la gente del toro para quienes más lo necesitan, ésos que tantas veces tienen que llamar a la puerta de Cáritas. Y Cáritas siempre abre para atender. ¿Cómo no iba a hacerlo el toreo si la que llamaba ahora es Cáritas? Era lo más importante, ayudar. Aunque mucho mejor es disfrutar de hacerlo compartiendo varios sorbos del mejor toreo a caballo. Y es que, aun en los albores de la temporada, Diego Ventura y Andrés Romero demostraron que están para todo lo que de ellos se espera.

Andrés pensó este invierno en que esta mañana de Paterna fuera posible buscando, primero, ser responsable con su condición de hombre muy querido por esta zona de la provincia de Huelva. Y decidió que tenía que hacer algo por responder a esa cariño y prestar su ayuda a tanta gente sencilla que lo está pasando mal. Y segundo, Romero quería que uno de los primeros compromisos de su temporada fuera en casa. Cumplidos ambos empeños, tocaba el turno de disfrutar. Más, si al lado se tiene de nuevo a alguien tan grande para el rejoneo y tan especial para Andrés como Diego Ventura y a un joven proyecto torero que anda ahora los pasos que no hace mucho recorría el propio Andrés. Tuvo que esperar el torero de Escacena del Campo al último acto de la mañana para disfrutar de verdad. Se segundo novillo tuvo raza desde la salida y le apretó y le exigió nada más hacerse presente en el ruedo respondiendo así el benjumea al envite del rejoneador que se fue a esperarlo a portagayola con el marsellés en la mano y a lomos de Perseo. Vibrante el inicio de la faena: el novillo con muchos pies y el torero con el pulso exacto para medir y parar la oleada. Presentó entonces Romero a Cheke en su tierra para abrir el tercio de banderillas, aunque quien puso la plaza a reventar fue Guajiro quebrando con verdad en la cara del novillo y girando en apretadas piruetas, muy ajustadas, antes de marcharse aioroso de la suerte. Fue uno de los grandes pasajes de la mañana. Apareció entonces en escena Chamán, con quien Andrés Romero clavó dos cortas de ejecución inmaculada para después cobrar un rejón entero en el lugar exacto que abrochó como merecía la actuación del onubense. El palco concedió de inmediato los máximos trofeos.

 

La lidia de su primero fue un continuo ejercicio de superación para el onubense. Manso el novillo, se fue rajando por minuto. Le tocó a Romero tirar de oficio, de técnica y de riesgo para sacarle partido. Y lo hizo con parte de lo mejor de su cuadra: Carbón, Cantú, Bambú y, otra vez, esa hermosa esperanza de 2014 que se llama Chamán. Cuatro caballos que llevan por dentro la misma sangre corriéndoles del valor para llegarles mucho a las reses. Así lo han hecho en Paterna. Es lo que tocaba para superar la actitud apagada y a la defensiva del utrero. Exposición y oficio en Andrés para pasaportar al benjumea al primer intento y cortarle las dos orejas.