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Kabul, Sol, Héroe y Huracán: Andrés Romero ya construye su futuro

Descasan sus caballos, pero no él. Se recupera la cuadra de la exigencia de la temporada ya terminada, pero el torero no se da tregua. Su pasión, su compromiso, su decisión no se lo permiten y, apenas al hilo de los últimos festejos, Andrés Romero comenzó hace ya semanas con la apasionante aventura del invierno: trabajar en la doma y en la adaptación al rejoneo de sus nuevos potros. Cuatro esperanzas de futuro que, a no pasar mucho tiempo, engrosarán su cuadra. Con una ilusión especialmente candente: dos de esos potros llevan grabados el hierro de la casa Romero. 

 

"Pocas cosas pueden colmar tanto a un rejoneador como llegar a torear algún día con tus propios caballos. Con caballos nacidos en tu casa, herrados con tu hierro y domados desde el principio por ti. Es un sueño que le envidias sanamente a los grandes cuando ves que lo pueden hacer y que uno anhela para sí. Ahora estoy yo en esta ilusión que me está llenando el invierno". Palabras del torero de Huelva que definen por sí mismas el momento que vive. Pleno. Por eso sigue trabajando y montando, robándole horas en el picadero a la doma de sus potros nuevos como si estuviera en plena temporada, a las puertas de Sevilla o de Madrid. "Montar a caballo es lo que más me gusta del mundo. No me cuesta ningún esfuerzo. Además, el año viene duro y muy exigente y no hay tiempo que perder", explica Andrés.

 

Esas nuevas ilusiones, cuatro por ahora, tienen nombre propio. Se llaman Kabul, Sol, Héroe y Huracán. Éstos dos últimos son los nuevos caballos que Romero prepara ya para torear y que llevan su hierro. Son hermanos e hijos los dos de Uno, un caballo de Diego Ventura. Ambos tienen dos años y medio. Héroe es alazano y Huracán, tordo. Andrés Romero los enseña con un brillo especial en la mirada. Como Santiago, su hermano. Tal para cual. Nadie mejor que los dos saben lo que significa ver ese hierro propio grabado a fuego en quienes ya son los primeros productos de la casa. Están muy nuevos los dos, pero Héroe y Huracán tienen ya eso que, a priori, debe tener un caballo torero: hechuras.

 

Un paso por encima de ambos están Kabul y Sol, las otras dos nuevas ilusiones en la cuadra de Andrés Romero. El primero es, quizá, el más adelantado de estos nuevos potros. Tiene tres años y medio y es un precioso tordo con el hierro de Ornela. Kabul es sobrino de Conquistador. Tres años tiene Sol, otro albino que llega a la cuadra del jinete de Escacena del Campo (como Cantú y Chamán) y que está marcado con el hierro de Diego Ventura. Kabul y Sol están más adelantados en su doma que los dos anteriores, e incluso, ya los ha probado Andrés en el campo ante los becerros, en lo que resultó ser una experiencia "apasionante", a decir del propio torero. "He disfrutado mucho, sobre todo, con el temple natural y la clase que derrocha Kabul. Hace cosas muy buenas. Creo que, si seguimos por este camino, puede ser un caballo importante", asegura. 

 

 

 

A ellos, a sus cuatro nuevos retos de futuro inmediato, dedica Andrés Romero una gran parte de las horas de trabajo de este invierno. ¿Llegará alguno a torear la próxima temporada? Parece prematuro asegurarlo, pero seguro que alguna ocasión buscará el rejoneador para hacerlos debutar y seguir cumpliendo etapas en ese camino que cada vez viene más cargado de realidades que, no hace mucho, eran un montón de sueños.

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